Que la tierra ronronee bajo tus pies
cuando te saques los zapatos.
Que el aire
entre suave
te vuelva hilo
papel de seda
y aletee
cada uno de tus dedos.
Que la fruta madura
guarde el sabor del tiempo justo
para que no la olvides nunca.
Laura Devetach, en Canción y pico
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